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Italia, la Unión Europea y los problemas congénitos del euro

Zhang Danhong
13 de noviembre de 2018

Hasta el 13 de noviembre, Roma debe rectificar su plan presupuestario. De lo contrario y por primera vez en la historia de la unión monetaria, el país se podría ver amenazado con sanciones. ¿Es el euro coculpable?

Symbolbild Italien & Euro
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Pleul

El Estado italiano está endeudado con más del 130 por ciento de su PIB. En la eurozona, solo Grecia tiene proporcionalmente más deuda. Para salir de esa pantanosa situación económica, el Gobierno anterior en Roma había prometido no contraer nuevas deudas por más del 0,8 por ciento de su Producto Interior Bruto (PIB)  en la planificación presupuestaria. El nuevo Gobierno de coalición no se siente obligado a continuar con dicho objetivo, sino que prevé en su nuevo plan presupuestario para 2019 aumentar tres veces el monto de la nueva deuda.

Joachim Starbatty, economista y miembro del Parlamento Europeo, estima que el déficit presupuestario real es mucho más alto que el 2,4 por ciento reportado. "Esta cifra se basa en suposiciones que no son realistas: si se consideran la tasa de crecimiento y la tasa de desempleo real y se analizan algunos gastos con exactitud, entonces el déficit debería estar muy por encima del tres por ciento", dice Starbatty, y esto es motivo de gran preocupación para la Comisión Europea.

Joachim Starbatty, catedrático y miembro del Parlamento Europeo.Imagen: picture-alliance/dpa

Error de diseño del euro

Esto también revela el primer problema congénito de la moneda común: política fiscal separada, pero con dinero común. "Cuando decidieron comunitarizar la moneda, fueron incapaces de unificar las políticas fiscales", opina Berthold Busch, del Instituto Alemán de Economía (IW). A través de los criterios del pacto de estabilidad y de la vigilancia macroeconómica han intentado buscar el acercamiento en política fiscal, aclaró el economista.

Otro defecto de nacimiento del euro se hace visible: los criterios de estabilidad (límite superior de la deuda) se violaron cientos de veces. Las sanciones acordadas no se aplicaron ni una sola vez, ya que el poder de decisión lo tenían los jefes de Estado. En otras palabras, los "pecadores potenciales" juzgaron a los "pecadores”. Es decir, hubo mucha tolerancia. En el transcurso de la crisis de la deuda, se cambió dicha regla: ahora la Comisión es la única en la UE que decide sobre las sanciones que el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ya ha amenayado con aplicar a Roma. El experto de IW, Busch, no descarta que esta vez se podría llegar a aplicar medidas punitivas, porque se ha alcanzado una nueva dimensión. "Hasta ahora, nunca se han cuestionado las reglas o criterios, siempre se trató de una interpretación flexible, y ahora tenemos un caso en el que un país dice: ya no nos interesan las regulaciones".

El Dr. Berthold Busch, economista en el Instituto Alemán de Economía (IW).Imagen: Institut der deutschen Wirtschaft/Straßmeier

Sin una tarjeta roja, las tarjetas amarillas son inútiles

A pesar de la amenaza de Bruselas, Joachim Starbatty no cree que Italia ceda, porque la UE no tiene una verdadera herramienta para ejercer presión. Se puede mostrar, como máximo, la tarjeta amarilla. "Pero no se puede mostrar la tarjeta roja, la tarjeta amarilla no tiene valor", argumenta.

Sin embargo, Berthold Busch espera que la presión proceda de otro frente: de los mercados financieros. "Actualmente, Italia tiene una deuda de 480.000 millones de euros que debe refinanciarse el próximo año, por lo que es crucial para las tasas de interés que exigen los mercados de capital". Si exigieran altas tasas de interés, Roma tendría que reconsiderar su postura.

Banco Central Europeo sin más posibilidades

Hasta ahora, el Banco Central Europeo (BCE) ha logrado mantener unida a la eurozona ya sea a través de adquisición de bonos o préstamos de emergencia. Pero incluso al BCE se le están acabando las ideas. Primero saldrá del programa de compra de bonos y luego de la política de tasas de interés cero, porque no quiere arriesgar que la economía en países como Alemania, se caliente demasiado. Pero entonces, las tasas de interés de los bonos del Estado subirían, lo que sería venenoso para Italia. Otro error de diseño del euro. Se establece una política monetaria para economías muy diferentes: una talla única para todos, pero que no se ajusta a las necesidades de cada uno de los países.

Una cosa está clara: si la crisis de la deuda aumenta en Italia, ni siquiera los bolsillos del BCE, aún estando muy llenos, podrían salvar al país. En lo que respecta al futuro del euro, Joachim Starbatty se muestra pesimista: "Mors certa hora incerta: la muerte es segura, la hora es incierta".

(rmr/er)

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